SINCRETISMO Y ZEN


El fuego es caliente, el viento se mueve; el agua es húmeda, la tierra dura – Sandokai

La palabra sincretismo ha sido utilizada muchas veces en relación a una mezcla confusa de religiones. Muchas veces se ha puesto al sincretismo en oposición con algo “puro” o algo “autentico”. Así, de una ética basada en conceptos morales han nacido a posterior denominaciones como «Budismo new Age» o «Budismo esotérico» u otros.

Pero como todo concepto, también estos pueden ser cuestionados: ¿significa sostener que algo puro existe, una contradicción con la diversidad cultural? ¿Significa confiar en la tradición, oponerse a otra creencia? ¿Significa practicar con perseverancia oponerse a la alegria?
En el Zen enfocamos toda nuestra energía en la práctica de la unidad. La unidad entre el cuerpo y el espíritu, entre afuera y adentro y donde los opuestos no son mas que dos caras de una y la misma cosa. La aspiración budista hacia la unidad es por lo tanto una Vía que admite la ambivalencia. Una practica de empatía por las diferentes prácticas e identidades culturales donde el cambio continúo y el encuentro con otras culturas es bienvenido. Donde este encuentro ocurre, donde tenemos la posibilidad de practicar la unidad dentro de la diversidad es donde con más claridad se expresa la enseñanza del no-dos.

Es muy importante ganar claridad sobre lo que la diversidad significa para el Zen. En nuestra práctica, el aquí y ahora comprende la eternidad y es el espacio tiempo donde tanto el pasado como el futuro se manifiestan. Cuando la acción no es la correcta, las consecuencias, las marcas del Karma se sienten en el futuro. Por eso es importante comprender: la práctica de Zazen es aquí y ahora Satori, la verdad. Donde las culturas y las creencias se encuentran es un fiel reflejo de la vida misma, la verdad. ¿Qué podría entonces ser rechazado?
En la tradición del Zen, nuestra práctica es la de un continuo encuentro. Desde el principio. Primero tenemos la impresión que se trata solo de un encuentro con nosotros mismos, con nuestras ilusiones, a posterior comenzamos a comprender que en realidad se trata de un encuentro con todo el mundo, también con lo social. Nos damos así cuenta que incluso la globalización alberga muchas posibilidades de encuentro y que el encuentro entre las culturas y las religiones puede convertirse en una fuente de comprensión e innovación. Es así como la desigualdad puede convertirse en una posibilidad de práctica para todos, donde todos podemos ejercitar el comportamiento harmónico entre nosotros. Cuando el espíritu de competitividad es dejado de lado se da el espacio para el verdadero encuentro, donde las contradicciones se complementan y dejan de estar en contradicción.
Pero para que esto ocurra la confianza en la propia tradición es necesaria. A partir de una postura firme y flexible, en unidad con el entorno, es posible comprender que la diversidad no es una amenaza si no que la realidad de cada instante, un reflejo de nuestra propia existencia. El maestro Dogen siempre recuerda que sin práctica no hay realización. Para llegar mas allá del dualismo que separa nuestra cultura con las demás, para poder estar presente y receptivo a las diferentes expresiones de la vida es necesario practicar con perseverancia. Practicar los cinco paramitas: la energía, la disciplina, la paciencia, la generosidad y la meditación para llegar a realizar la sabiduría que requiere la práctica en la vida cotidiana.

Esta realización no es un camino fácil para quienes lo emprenden y así el maestro Dogen en el Shobogenzo Zuimonki dice:

«En cuanto a las acciones y las charlas en la sociedad, muchas personas en este país se preocupan por la fama personal y la reputación. Ellos están preocupados con el bien y el mal, con lo correcto y lo equivocado. Ellos consideran que si hacen algo, otros pensaran bien de ellos, o si hacen otra cosa, los demás pensaran mal de ellos. Ellos incluso se preocupan por el futuro. Eso es completamente erróneo. Las personas en el mundo secular no son necesariamente buenas. Deja a las personas pensar lo que piensen y déjales incluso llamarte loco. Si pasas toda tu vida practicando de acuerdo a la Vía del Buda, y desistes de lo que va contra el Buda-Dharma, no necesitas preocuparte sobre lo que la gente piense de ti. Tonsei (retirado del mundo) significa ser libre de los sentimientos de las personas mundanas. Solo aprende de las semillas de los Budas y ancestros y sobre la compasión de los Bodhisattvas, arrepiéntete de tus acciones que están secretamente inducidas por los Devas y seres protectores y sigue practicando de acuerdo con las reglas del Buda. No necesitas preocuparte de otra cosa.”

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