MARA


Podéis ver un enorme monstruo que tiene la rueda del Samsara entre sus patas y entre sus dientes. Su nombre es Mara.

Mara en la simbología budica e hindú es el primero de los dioses. Su nombre significa muerte. Mara es el dueño de los deseos y de todos los placeres ligados a los sentidos. Es el dueño del universo material y su razón de ser es cuidar de que el mundo de los fenómenos funcione y se reproduzca. Mara encarna todos los deseos, incluso los deseos inconfesados que nacen en los espíritus más puros, que nacen en el karma del cuerpo y de los otros agregados.

Mara tiene otro nombre que es menos conocido, es Kama, el amor. Porque es el espíritu de vida que vela sobre todos los seres. El se maravilla sin cesar de hacer que nazcan todas esas formas y pone a disposición de sus criaturas todos los placeres y todas las bellezas del mundo. El problema con mara es que no se ocupa en absoluto de las consecuencias ligadas a lo que el crea. Es muy generoso, da sin contar, pero el resultado inevitable de esa ilusión es la aparición del sufrimiento. Da el placer pero también, además, la sed de placer. Los cinco skandhas, excitados, habituados, condicionados por ese placer, están al final de cuentas destinados a la frustración y al sufrimiento. Mara es al mismo tiempo producto y destructor. Las cinco calaveras de su diadema representan los cinco sentidos, las cinco percepciones ilusorias. Los cinco agregados de la existencia. Evidentemente en cuanto ve al buda bajo un árbol, Mara se dice para si: “Si este sigue así, pondrá fin al mundo de los deseos y a mi dominio. Comprenderá como funciona el mecanismo de la ilusión. ¡Me interesa, por lo tanto, que no vaya muy lejos y, sobre todo, que no transmita su saber ni su conocimiento a los demás seres humanos! Se acerca al buda y le dice: “Shakuymuni, te veo aquí esforzándote en abandonar tus deseos. Te equivocas. Lo mejor que pueden hacer los seres vivos es vivir. Al vivir proteges el bien. Desea, consume, aprovéchate..” El Buda sabe perfectamente que la meta de Mara es ofrecer placer y disfrute, pero también sabe que de ello nace el sufrimiento. No se mueve. Mara le envía todos sus ejércitos para provocarle miedo y someterlo. Los ejércitos de mara son todos los deseos sensuales, el desanimo y la tristeza, el hambre y la sed, los apegos y el deseo de apropiación, de posesión, la pereza y la somnolencia, el miedo, la duda, el remordimiento, el odio, la cólera, la tendencia egoísta y la comodidad, el orgullo y la autocomplacencia…Shakyamuni sigue sin moverse. Mara, fuera de si, furioso, le envía a sus hijas par que ejerzan sus encantos y provoquen al Buda. Y, como ya sabéis, sigue sin funcionar.

La pregunta es: “¿Dónde habita Mara?” mara habita en nuestra mente. Es el que hace que nazcan los pensamientos. Es el dueño de los pensamientos, Mara es nuestra mente. En resumen, es el que, a través del proceso de funcionamiento de los skandhas, engendra el pensamiento, el deseo. La sed y la acción que apacigua esa sed y conduce a la satisfacción o a la frustración. Es la voz que se expresa en cada instante en nuestra mente y que consideramos como nosotros mismos. Mara es nuestro ego dominador, ávido, egoísta, tentador, complaciente, cobarde, mentiroso y pedido. No hace nada sin interés. De su intervención y de sus acciones surge el samsara. El samsara esta en la garras de mara y este esta en nuestra mente, en ella desarrolla su influencia, crea confusión y sufrimiento. Así se pone en acción la producción de karma que condiciona la vía y la acción de los cinco skandhas y se prologa después de su desaparición, después de su desagregación. La rueda de la vida explica todo este proceso del samsara engendrado por mara, el mecanismo de funcionamiento del ego. “Estudiarse a si mismo”, despertarse significa solo comprender la irrealidad de este mecanismo. Cuando se ve la ilusión, se desvanece por si sola, naturalmente, inconcientemente, automáticamente.

Guy Mercier en: Enseñanza Budica – Zen templo la Gendronniere

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