RESPONSABILIDAD

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no quiero dormir sin tus ojos,
no quiero ser sin que me mires:

yo cambio la primavera
por que tú me sigas mirando – Pablo Neruda

Desde nuestra práctica del Zen y siguiendo las huellas de los versos de Pablo Neruda opinamos que la autonomía debe ser algo parecido a lo que el poeta llama el amor sin fin. El amor que no busca nada a cambio ni depende de nada exterior. El amor ilimitado que se extiende en toda dirección y que nace fruto de la autonomía y la responsabilidad y que a la vez nacen de la integridad. La responsabilidad que está va más allá del pensamiento personal, más allá del dualismo que guiado por experiencias hechas en el pasado distingue entre esto y lo otro y que como un telón mental, cubre la realidad que se expresa libremente ante nosotros. Aquella realidad que solo se manifiesta cuando dejamos de remover la actividad mental, cuando dejamos de distinguir entre la ilusión y la realidad y hasta incluso dejamos de buscar la verdad. La realidad que va más allá de los conceptos que distinguen entre el despertar y la ilusión y que cuando se manifiesta nos indica que si se le pudiese agregar o quitar algo a la realidad esta seguramente no sería la realidad.

Ósea que reconocer nuestra autonomía y con ella nuestra responsabilidad en la práctica del Zen es un punto central. Una comprensión que se basa en el reconocimiento de que la mutua interconexión entre todos los fenómenos no está en contradicción con la autonomía individual. Un punto en nuestra práctica que nace de la integridad y que nos otorga seguridad y nos da la confianza necesaria para dejar el miedo atrás. El miedo que se contradice con el verdadero amor y que tiene tantas maneras de expresarse. Por ejemplo cuando no asumimos nuestra responsabilidad porque tememos ser quienes somos de verdad, pero de la misma manera cuando tememos a entregarnos a algo por completo por miedo a perder nuestra integridad.
Y por supuesto que la responsabilidad juega también un papel importante en la educación. En la educación que enfoca sus esfuerzos en darle al individuo los instrumentos necesarios para vivir una vida emancipada independiente y en libertad. La orientación de la educación que se basa en la formación de individuos plenamente conscientes de sus derechos y de sus responsabilidades y que alberga en si preguntas como ¿hasta donde debemos llegar con nuestra influencia sobre los alumnos si lo que queremos es que esto lleguen a ser individuos responsables dentro de una sociedad que se caracteriza por su diversidad?. Algo que nuevamente nos invita a investigar más profundo en la mutua interdependencia de los fenómenos ya nos demuestra claramente que la autonomía del educado abarca la autonomía de quien educa también ya que todo depende de si quien educa ve en la autonomía un peligro o una necesidad imprescindible para indagar en la realidad.

Llegando a este punto nos podríamos preguntar ¿y que es lo que nos educa a nosotros en la práctica del Zen? ¿Qué es lo que nos enseña en nuestra práctica que es la autonomía que no se opone a la unidad? Y es aquí donde nos encontramos con Zazen. El maestro que todos llevamos dentro de nosotros y que encontramos siguiendole las huellas a nuestro profesor. La práctica que ante todo, al enseñarnos a mantener la mente enfocada en este instante nos demuestra que no hay alternativas a la búsqueda entregada y comprometida de la verdad. El profesor en nosotros que nos recuerda constantemente que vivimos esta vida provisoriamente y que debemos aprender a apreciarla siendo íntegramente quienes somos de verdad, quienes somos en este mismo instante, más allá de nuestros miedos, más allá de la esperanza, más allá de la ilusión o el despertar.
Así vista la autonomía llegamos a la conclusión que de lo que verdaderamente se trata en nuestra práctica es vivir sin que quede margen entre nosotros y la realidad. Siendo así llegamos a la pregunta ¿de que valdría cualquier enseñanza si esta nada tuviese que ver con nuestra mas inmediata realidad?

De esta manera comprendemos que la autonomía, tanto en la práctica del Zen como en la vida cotidiana, es un factor esencial tanto para el individuo como para la sociedad y en realidad nos acompaña hasta el final de nuestros días. Hasta cuando nos tenemos que decidir si ha llegado la hora de despedirnos o si aguantaremos hasta el final. De esta manera entendemos que la autonomía es tal vez uno de los tesoros que un ser humano siempre debe cuidar pues cuando todos los seres y cosas son diferentes aspectos del Yo, la autonomía es aquella joya preciosa que todo lo ilumina. Así lo ha demostrado muchas veces la historia de la humanidad. Cuando inmersos en la oscuridad del autoritarismo pero guiados por su deseo por autodeterminación han aparecido aquellas personas que reconociendo su responsabilidad se han dado cuenta que la paz comienza en nosotros mismos y a partir de ahí han tomado conscientemente la decisión de proteger la diversidad. Pues esto es lo que implica ser individuos responsables dentro de la unidad.

Nota:
La Charla Dharma prevista con Dosho Saikawa Roshi llevará el titulo
«La Meditación para el hombre del siglo XXI. Tradición y Actualidad». La charla se llevará a cabo el día 10 de Julio a las 18Hrs. en el Club de la República, Marcoleta 659, Santiago.

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