LEGADO

Machi
Las machis cantan,
Lo que el río les cuenta,
Ni un tono mas

Como la poesía de Gabriela Mistral y Pablo Neruda o como el canto de Víctor Jara también la canción de Violeta Parra representan el legado cultural chileno. Un legado que aunque muchas veces no lo escuchemos debido al ruido cotidiano del consumismo y el mundo material que nos rodea aun así esta presente en todo instante y en todo rincón. Como al acecho para manifestarse en cualquier instante que nuestra atención lo permita. Un legado lleno de la sabiduría del agua, del viento del fuego y de esta tierra. La voz de los ríos, de los bosques, de las piedras y también del viento azul. Nos cuestionamos que es y de donde viene este legado ancestral y nos encontramos con la asombrosa situación que ni las palabras lo pueden describir. Porque no hay idioma que se le pueda tocar y respectivamente tampoco hay una cultura especifica a la que se le pueda atribuir. Está mas allá de las apariencias y por eso no tiene ni dueño, ni origen como tampoco conoce el porvenir. Simplemente es indomable. Solo se le puede sentir. Quizás porque no es la voz del ser humano la que habla, tal vez porque viene desde la raíz de la que todo surge. Desde más allá del tiempo, desde más allá de toda comprensión intelectual. Un legado imposible de silenciar. Como el silencio que todo lo penetra. O como la palabra hablada en el momento preciso, cuando el cuerpo, el sentimiento y el pensar se encuentran en unidad.

Equivocados algunas veces pensamos que este legado una especie de memoria sagrada alejada de los fenómenos sociales. Pero si observamos con atención esta memoria no puede existir sin la conexión con la vida cotidiana. Ósea que el esfuerzo que debemos hacer es intentar de ver lo tanto lo superficial como también el telón de fondo sobre el que ocurren las cosas.

„Despertemos, despertemos humanidad, ya no hay tiempo o nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de estar solo contemplando la autodestrucción”.

Sin considerar el legado ancestral estas palabras no tienen fuerza y sin estas palabras el legado de sabiduría tampoco se puede escuchar. Ósea que es necesario ir más allá de la dualidad. Esto significa la forma es el vacío y el vacío la forma. El vacío sin la forma no existe, como tampoco la forma existe sin el vacío. Este es el ámbito en el cual Buda se manifiesta y por lo cual decimos que no existe Buda fuera del ser humano común y corriente. Buda y la persona común son no-dos. Al igual que las apariencias y el sentido más allá de las apariencias. En el discurso publico algunas veces escuchamos que se teme que el legado de sabiduría de esta tierra se pierda. ¿Pero será esta sabiduría algo que se pueda perder? Ósea que tal vez le damos demasiada importancia a lo que escuchamos, sentimos o pensamos. Tal vez solo sea necesario restablecer concientemente la unión entre cuerpo y el espíritu. ¿A que espíritu nos referimos? Al espíritu que no se posa sobre ningún fenómeno en especial dentro del constante ir y venir. El espíritu que no sabe que es lo que acontecerá en el próximo momento y que actúa plenamente de acuerdo a lo que sucede alrededor y que de esta manera se implica plenamente todos los ámbitos de la existencia. Si, es verdad, desde el telón de fondo no hay ni bien ni mal, pero si miramos también la superficie ¿cómo ni siquiera sentir el deber de actuar cuando la injusticia se manifiesta tan evidentemente frente a todo el mundo?. Así, visto desde la unidad, la fiera interior, el demonio dentro de nosotros, no es otra cosa que solo la proyecciones de nuestro interior.

El legado ancestral es algo que se encuentra mas allá de la dualidad. Las canciones de Violeta Parra se describen como de gran valor y transcendencia para el folclor chileno. No solo el rescate de la tradición musical le destaca como cantante sino que también la simpleza de la letra y el rescate de los cuentos que ponen en escena la sabiduría ancestral. ¿Será chilena, española o indígena esta sabiduría?, ¿masculina o femenina tal vez? Opinamos que viene desde mucho mas allá de las fronteras y los opuestos y que se extiende hasta mucho más allá de lo que nuestra conciencia puede percibir. Desde el comienzo de los tiempos hasta el final sin fin. Ósea que si se puede confirmar que el legado ancestral existe. Otra cosa es que hayamos desaprendido a percibirle. Hoy en día al escuchar lo debates sobre la direccion que se le debe dar a la educación algunas veces se escuchan voces que aclaman la incorporación de del legado cultural ancestral en el sistema educacional superior. ¿Pero porque comenzar recién cuando nuevamente hemos desaprendido aquello que naturalmente ya sabíamos en nuestra niñez? Un punto a considerar por los expertos en la materia si verdaderamente aspiramos a que algún día llegue el momento en el cual la humanidad despierte de su letargia frente a su propia autodestrucción.

„Despertemos, despertemos humanidad, ya no hay tiempo o nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de estar solo contemplando la autodestrucción”.

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