LA VOZ INTERIOR

VozinteriorDar es recibir,
Cuando hay amistad.
Recibir es dar.

En la practica del Zen el primer paso que damos cuando no sabemos por donde comenzar, es introducir la atención hacia el interior. Desde ahí observamos todos los fenómenos, observamos nuestra mente y comenzamos a comprender que los sentimientos y los pensamientos como el temor o el amor influyen sobre la manera de ver el mundo exterior. De esta manera nos acercamos a la enseñanza del sutra del corazón, que nos dice “la forma es el vacío, el vacío es la forma” y esta a la vez nos invita a profundizar aun más. Pues esta enseñanza no solo nos dice que todo en nuestro interior tiene su correspondencia en el exterior y que lo que percibimos como exterior se expresa también en nuestro interior sino que también nos dice que introducir la atención hacia el interior no automáticamente conduce al despertar. De la misma manera como dirigir la atención al exterior no necesariamente significa soñar.

Pues la verdad se expresa en todos las cosas. Tanto en el interior como en el exterior. Incluso si pensamos que vivimos un sueño dentro de un sueño, la forma es vacío y el vacío la forma. Incluso si vemos nuestra vida parecida a la vida de un pez en un acuario la forma es el vacío y el vacío es la forma. Así tal vez lleguemos a la conclusión que los movimientos de un pez en un acuario son idénticos a aquellos de un pez en libertad. Eso que la vida de un pez que vive entre paredes de vidrio esta marginada, es transparente y carece de cualquier privacidad. Tal vez porque un pez, con que esté en su elemento, no separa entre el sujeto y el objeto, no conoce un antes y un después, por eso no distingue entre satori y la ilusión y por eso no conoce el miedo a la libertad.

Aun así nos preguntamos ¿se le podrá llamar a la vida que lleva un pez en un acuario libertad? De esta manera llegamos nuevamente a la enseñanza que expone el maestro Dogen en el Shobogenzo Maka Hannya Haramitsu y que dice: “La forma es vacío, el vacío es la forma y aun así la forma es la forma y el vacío el vacío”. Una enseñanza que desde la perspectiva de un pez en un acuario podría ser interpretada de la siguiente manera: «el acuario es libertad, la libertad es un acuario y aun así un acuario es un acuario y la libertad es la libertad».

Dejamos que cada un@ de nosotr@s siga profundizando sobre este punto tan importante del budismo Zen. Mientras tanto va aquí un nuevo cuento Zen.

La voz interior

Como todo ser, los primeros pasos en la vida espiritual los comencé a dar en mi infancia. Cuando por primera vez comencé a preguntarme a donde iríamos cuando nuestro tiempo se termine aquí y las respuestas que encontraba no satisfacían mi temor. Cuando a través de este miedo comencé a percibir que llevaba un autentico tesoro dentro de mi. El tesoro de comprender de que estaba dotado de una voz interior a la cual siempre podía recurrir. Sea cuando debía decidir cual era la senda adecuada que debía seguir o cuando me tocaba escoger entre el bien y el mal. Aquella voz interior que me acompañaría fuera donde fuera y que como un buen amigo siempre estaba ahí para darme su opinión aunque esta muchas veces no fuese lo más ventajoso para mi. Aquella voz dentro de mi que siempre me recordaba que más importante que obedecer es no convertirse en peón del mal y que así me ayudaba a ubicarme sobretodo entonces cuando la confusión como un velo sobre los ojos me tapaba la vista en cuanto a la verdad. La voz interior que siempre no solo me ayudó a decidir que hacer y a donde ir sino me dio algo mucho mas valioso aun al enseñarme a tener confianza en mi mismo y a creer en mi. A tener confianza en el sentido común, a recordarme de donde vengo y porque estoy aquí donde estoy arropándome así frente a los fríos vientos de la adversidad invernal.

Ya no recuerdo cuando comencé a cuestionar la voz interior. Quizás cuando empecé a darme cuenta que habían cosas que hacía sin darme cuenta. Que decía o cometía cosas sin que estas dependiesen de mi voluntad personal. Como mecanismos incrustados en mi comportamiento y que las hacía sin saber de donde ni porque y que así ponían en duda mi autonomía. Mecanismos que le daban a la ignorancia poder adicional. Pues no solo que en el peor de los casos me llevaban a lastimar a otros y a mi mismo aunque mi intención era ayudar, sino que hacían que mi ayuda muchas veces se convirtiese en un un sable de doble filo que al ser empleado sin sabiduría causaba sufrimiento o dolor en vez de traer ayuda o felicidad.

Amargos fueron los momentos que me dieron a comprender que no bastaba con que la intención fuese pura. Que no era suficiente con solo escuchar el corazón. Que no bastaba solo con creer en el bien. Debía aprender a poner en practica la verdad. Algo que me demostró que debía hacer aun un esfuerzo más, si de verdad quería moverme en dirección hacia la verdad. Que lo que mi corazón sentía, lo que me decía mi voz interior y mis actos debían estar en harmonía si quería estar seguro de estarme moviendo en dirección hacia la felicidad. Mis actos debían ser como la primavera, mis sentimientos como una semilla paciente y mis pensamientos como la tierra fértil. Todo esto para que algún día, las semillas que sin esperar reconocimiento alguno tanto tiempo pasaron debajo de la tierra, broten y anuncien el final del eterno invierno. Un final que tanto se dejó esperar. Momentos en cuales la primavera, con sus colores, sus olores, y sus sonidos reveló que no era otra cosa que el mismísimo movimiento universal.

Fue esto lo que me llevo a comprender que si la voz interior existía, si la pureza del corazón era verdad, debía ser algo que estaba no solo más allá de mi opinión personal sino que incluso más allá de la otra escena de mi realidad personal. Es así como comencé a dar mis primeros pasos en lo que es la introspección. Mirando hacia dentro de mi, viendo como a través de los sentidos la consciencia de instante a instante va construyendo la realidad. Me pregunté entonces ¿y la voz interior? Aquella instancia que tantas veces me ayudó cuando más lo necesitaba ¿será real?

Hoy, después de tantos años de haber escuchado mi voz interior por primera vez, después de haberla puesto en duda y de haberla recuperado otra vez, la verdad es que mi impresión sobre lo que es la voz interior sigue en proceso de transformación. No sabría decir con seguridad si existe o no, pues no le encuentro esencia propia pero por otra parte sigue acompañándome, como el flujo de la vida que no conoce principio ni fin. Veo, huelo, escucho o siento algo y la consciencia a través de los sentidos desencadena en mi pensamientos, imágenes, asociaciones y estas a la vez reacciones que si observo bien creo haberlas vivido ya otra vez. Algo que despierta en mi la comprensión que si la voz interior existe, esta debe ser algo independiente a la actividad mental.

Así la voz interior se ha convertido un espejo para mi conciencia. Veo como a través de mis sentidos construyo mi propia versión de la realidad. Algo que me demuestra porque incluso sentimientos que creía ser lo más puro posible dentro de mi, como el amor incondicional, no pueden ser lo más puro aun. Pues si observo con atención inevitablemente aparece la pregunta ¿no será que la pureza de verdad solo puede existir antes de que aparezca la división entre lo que es puro y lo que no?

Conclusión de la que a la vez nace la pregunta ¿y si esto fuese así, si la verdadera pureza existe solo antes de que surja cualquier división en la consciencia, quedaría entre nosotros y la realidad algún espacio para una instancia como la voz interior? De esta manera he llegado a la conclusión que en la verdadera pureza no puede haber ni la más minima señal de separación. De la misma manera como nada separa a la semilla de la tierra en la que pasa el invierno aguardando la primavera aunque esta ya demasiado tiempo se ha dejado esperar.

Así hoy, ya no siempre me pregunto a mi mismo mi opinión. Solo me olvido de mi mismo. Conscientemente suelto mis recuerdos, abandono mis esperanzas y así me olvido de mi mismo hasta que luz de la luna me enseña el sendero a seguir, hasta que yo mismo me convierto en la senda y descubro en todas las cosas, tanto fuera como dentro de mi, mi voz interior.

Nota: este blog se financia gracias a sus donaciones. Su aporte será agradecido. Gassho

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