LA POSTURA. UNA CUESTIÓN DE EQUILIBRIO II.



Como un sueño, un fantasma, una flor de vacuidad, así es nuestra vida. ¿Porque tendriamos que sufrir para atrapar esa ilusión? Kanchi Sosan

La espalda redondeada:

Las causas para la espalda redondeada pueden ser numerosas: la incapacidad de bascular la pelvis hacia adelante a causa de músculos rígidos o piernas muy musculosas, problemas mecánicos o un zafu demasiado delgado. El peso del cuerpo descansa detrás de los ísquiones (ver figura 6, isquion en posición 1).

La cabeza, debido al juego de interdependencia de las vértebras va caer hacia adelante. La nuca soporta sola el peso del la cabeza que creara una tensión en la altura del hueso. En esta postura redondeada la caja torácica esta comprimida y la respiración disminuida.

Las vértebras son mantenidas durante la duración de la meditación en una situación que solicita tanto los músculos intervibratorios como los discos. Un desequilibrio se instala entre la musculatura de adelante y de atrás, izquierda y derecha. Los ligamentos y músculos posteriores son puestos en tensión crónica. El disco intervebral queda atrapado hacia adelante y suelto hacia atrás comprimiendo los elementos nerviosos que se sitúan dentro del canal Raquídeo. En especial el nervio ciático donde las raíces salen a nivel lumbar – ver figura:

La consecuencia a medio plazo de este conjunto de tensiones crónicas es que pueden provocar una inflamación local o general, una hernia discal u otros problemas que llevaran tarde o temprano a una práctica dolorosa o hasta incluso imposible. Para corregir una espalda redondeada, es necesario intervenir sobre la misma pelvis, ejerciendo hacia adelante presión sobre el hueso sacro.

La ayuda que también podemos aportar, si es posible, consiste en elevar la pelvis utilizando un zafu mas alto, o también liberando las piernas autorizando provisoriamente un soporte debajo de una o de las dos rodillas. Otros medios también pueden ser empleados, dado que toda postura difiere a las demás.

La hipercombadura

En el caso de la hipercombadura, existe una incomprensión sobre la noción del equilibrio, de la relajación y hay miedo a abandonarse. El practicante fuerza en cuanto al deseo de hacerlo bien, de mantenerse en la “buena” postura, de obtener algo.

La pelvis esta exageradamente puesta en una anteversion. La combadura exagerada va a tensar los músculos lumbares como cuerda, sosteniendo igualmente los ligamentos anteriores, cerrando los discos intervibratorios hacia atrás, haciéndolos bailar hacia adelante.

En consecuencia, la caja tórica va a quedar bloqueada, estilo militar, frenando el movimiento natural de la respiración. La cabeza va a inclinarse naturalmente para atrás y el mentón se ira para adelante. Para corregir esta postura de la cabeza, vamos a sugerir al practicante a reentrar el mentón creando de nuevo una tensión exagerada en el cuello pero sobretodo en la nuca. Tambien vemos como aparece un doble mentón. (figura 8). Como en el caso de la espalda redondeada a largo plazo la hipercambrura también va a cargar los ligamentos, los músculos y los discos con un esfuerzo perjudicador con múltiples consecuencias (fatiga, inflamación, desordenes mecánicos ect.) que pueden tener como consecuencia que el practicante se aburra de la práctica.

Para corregir esta postura hipertensa, lo ideal seria posicionar la pelvis hacia atrás, aunque esto no es fácil durante zazen mismo.

Será mas fácil apoyar la mano sobre el Esternón, incitando a disminuir la tensión en el tórax y lograr así a consecuencia relajar la combadura lumbar. No es fácil recibir una corrección de este tipo dado que aquel que la recibe tiene la impresión que se le esta conduciendo hacia una actitud muy relajada, sosa, ósea con una nueva referencia que el no reconoce.

También se puede utilizar el kyosaku en la espalda (puesto en el cóccix por la parte trasera del cráneo) y pedirle al practicante que se relaje a lo largo del bastón. Una corrección se acepta mejor si se conversa después de zazen. Si es necesario incluso uno le puede mostrar al otro su error adoptando su postura de tal manera que el otro la pueda ver desde el exterior. Sin olvidar de intervenir también sobre la altura del zafu (disminuirla).

Sacar fácilmente conclusiones es imposible.

Cada practicante se encuentra en su practica con dificultades que son personales suyas. No existe una corrección “estándar”. Las correcciones deben ser hechas o ser sugeridas por los que enseñan con el espíritu de compasión, de delicadez, y con una verdadera comprensión de la mecánica corporal. Siendo todo interdependiente, cada corrección se repercute en otra parte. Hay que actuar en función de no crear una nueva dificultad por una falta de raciocinio. Si no sabemos de donde surge el error, es mejor no corregir. Si no comprendemos una corrección, no hay que dudar en preguntarle al responsable. El origen de la mayoría de los errores se encuentra en la posición de la pelvis, el centro de la postura. A partir del buen posicionamiento de la pelvis el resto se dará solo, aunque sea de poco a poco. Podemos llegar a corregir deformaciones remotas de la columna vertebral, con paciencia y una fe sólida.
En cuanto a la postura de la piernas, seria muy extenso si se quisiese abordar aquí todos los aspectos. Existe el loto completo, el semi loto y el cuarto loto. Incluso se justifica para iniciantes poco acostumbrados a la postura y que se topan con verdaderas dificultades a que utilicen una banca o una silla para aliviar las piernas sin hacer de esto un habito.

Lo esencial es hacer lo mejor posible para que la espalda se mantenga recta sin esfuerzo.

Igualmente, todo quien busque corregirse no deberá ni luchar contra sus errores o anomalías ni tampoco ser negligente con ellas o querer dominarlas a la fuerza. Al contrario, deberá preocuparse para dirigir su propia corrección. Algunas veces cometer un error posibilita comprender mejor.

La postura se crea con cada zazen de nuevo, manteniéndonos atentos a todo lo que sucede dentro del cuerpo e intentando comprender su dinámica desde el interior. A través de toda la práctica hay que seguir cuestionándose, aceptar ser molestado, estudiarse a si mismo. El maestro Deshimaru le llamaría: “mantenerse frescos, no ser como la cerveza tibia”.
En cuanto al cuerpo mismo, este no esta tan importante. Es efímero por naturaleza y condicionado por las leyes de la impermanencia, pero el Buda le utiliza para aparecer en este mundo. Esta es la razón por la cual esta morada debe ser mantenida, respetada y utilizada para practicar la Vía. Es en la postura donde cada uno ve su propio espíritu y que revela nuestra verdad original. El cuerpo, el espíritu, como son una unidad, son la eternidad en una simple postura, en un solo instante.

por: Guy Mokuho Mercier – ver más en: http://www.tenborin.org/index-en.asp

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