LAS NUBES


Nubes van, vienen,

Montaña a lo lejos,

Fresco el viento.

Me pregunto si para el hombre esencial, para aquel hombre que por fin ha aprendido a dominar todas sus pasiones existe el calorfrio. Me pregunto si para aquel hombre que siempre ha estado unido al todo, a la tierra, al agua, al fuego y a la vez al cielo, si para aquel hombre el día a día alguna vez ha sido solo un pálido blanquinegro? Me pregunto si verdaderamente a alcanzado un nivel de conciencia tan elevado que hasta la pobreza, la injusticia social y las consecuencias de la pandemia para la salud mental le hayan dejado inmune. No. Esta claro que con imágenes triviales de un hombre idóneo, de un héroe superhombre no llegaremos muy lejos. Esta claro que la emancipación es un trabajo constante que a todas y todos nos exige comenzar desde adentro para afuera una y otra vez de nuevo. Como una llama que independiente a cualquier circunstancia siempre ha de mantenerse viva. En medio de la ansiedad. En medio de la angustia. En medio de la tensión, para seguir encontrando una y otra vez un refugio propicio frente al sufrimiento. Como el alivio que se siente cuando se penetra hasta la esencia original de todas las cosas. El lugar donde la tierra es la tierra y aun así no está separada de las nubes y el cielo. El lugar donde las nubes son nubes pero a la vez también son lluvia y sobretodo siempre han sido y serán agua.

¿Dónde se han escondido los colores? me pregunto en días de desamparo. En días en los cuales hasta el silencio me parece un ruido inflexible, un sonido duro y despintado. Son días en los que me veo obligado a aprender a relajarme en la paciencia. Días de inquieto sosiego. De una ansiedad apaciguada pero intensa. Son días en los que me pregunto porque siempre tiene que aparecer algo que nos hiera profundamente antes de movernos o modificar nuestros patrones nocivos de conducta. Días en los que a partir de ahí me cuestiono ¿si hay algo de lo que haya que purificarse, de que será verdaderamente? ¿Será de la rabia, será de la indignación?. Pero por otra parte ¿como no indignarse frente a una deliberada mentira? ¿Cómo guardar el silencio frente a las teorías conspirativas que en nombre del bien buscan justificar lo injustificable? No. Este tampoco puede ser el camino hacia la liberación de sufrimiento pues claro está que no proclamarse cuando se esta presenciando una injusticia es otro aspecto de un mal de la mente ya que en definitiva se está obstruyendo la verdad y por ende el mal se multiplica. 

Las nubes, la montaña, el agua, las piedras, el rio. Hay quienes dicen que lo más importante es conservar y proteger la unidad de todas las cosas. Pero lo dicen sin conocer la esencia de la naturaleza original y de la unidad verdaderamente. Pues si estuviesen iniciados en lo que es la unidad sabrían que la unidad no es algo que se controle o se manipule puesto que siempre ha estado y estará sometida al cambio continuo. Por lo que la unidad simplemente es y esto sin exclusión alguna. De lo que se puede concluir, de que si no fuese así, si la unidad no abarcase absolutamente todos los aspectos de la realidad, la unidad no sería la unidad sino que un mero medio de control o con otras palabras una práctica de autoridad deliberada. Ahora, no que la autoridad no sea necesaria, pues para proteger los derechos de todos los integrantes de una sociedad lo es, pero si nuestra pretensión es mantener la llama de la atención viva se hace imprescindible distinguir: una cosa es el control, otra cosa es la autoridad y otra cosa completamente diferente es la verdad.

Observo las nubes, la montaña, el agua, las piedras, el rio y observo que absolutamente todos los fenómenos constantemente están sometidos a un proceso de transformación continuo. De ahí que me pregunto ¿y que si no hubiese nada especifico de lo que purificarse? O con otras palabras ¿qué si la misión de las nubes de la actividad mental se cumpla en el mismo instante en el cual nos hacemos a un lado con nuestro propósito personal? Reflexiono sobre ello. En ese caso el mantener la llama de la atención viva o el purificarse podría significar aprender a gobernar las pasiones sin reprimirlas ni dejar que se vuelvan destructivas. Todo queda despejado en toda dirección. Hago una reverencia hacia el norte, hacia el sur, hacia el este, hacia el oeste, hacia el noroeste, hacia el noreste, hacia el sudeste, hasta el sudoeste, hacia arriba, hacia abajo como también hacia el futuro, el pasado y también hacia el presente. Si, la purificación y el despertar se convierten incluso en un refugio constante cuando se hace de la verdad una práctica perseverante y una forma de vida. ¿Y quien sabe? siguiendo este sendero, puede ser que algún buen día  de esta manera de manera natural la nube llegue a convertirse ella misma en una llama viva.. 

Marcar el Enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *