INTERDEPENDENCIA


Todos los seres, la gran tierra y yo hemos alcanzado simultaneamente la Vía – Buda

En la vida cotidiana en todo instante nos vemos obligados a tomar decisiones. Si nuestras decisiones están en sintonía con nuestro alrededor será posible armonizarse con todo lo que nos rodea. ¿Pero que sucede si armonizarse con los demás no es posible? ¿Si sentimos la sensación de ser excluidos y nos sentimos desinformados? ¿Y si a esta sensación le sumamos la imposibilidad de comunicar porque no existe nadie en quien podamos confiar? Lo que queda es un sentimiento de decepción y angustia y nos sentimos atrapados. Atrapados por un proceso mental. Pero como todo en el budismo, la angustia que surge de este proceso tiene también otra cara y esta nos presenta una de las principales enseñanzas del budismo: la de la interdependencia.

En las primeras frases del Maka Hannya Haramita Shingyo donde el Buda se dirige a Sariputra, Shakyamuni dice:

Sha ri shi. Shiki fu i ku. Ku fu I shiki. Shiki soku ze ku. Ku soku ze shiki. Ju so gyo shiki. Yaku bu nyo ze.

Sariputra, los fenómenos no son diferentes de sunyata, sunyata no es diferente de los fenómenos. Los fenómenos son sunyata, sunyata es fenómeno. Las sensaciones, las percepciones, las formaciones mentales y la conciencia son igualmente sunyata.

Estas frases que constituyen no solamente los pilares de este Sutra si no que también de todo el budismo Zen explican la relación entre sunyata y la forma y tratan justamente sobre la interdependencia. Esto es así porque la relación entre sunyata y la forma se establece justamente por medio de En – el principio de la mutua interdependencia. Todo existe como producto de diferentes factores, que se encuentran en permanente movimiento y que a la vez son producto de otras variables del tiempo espacio. Así, todo es un permanente movimiento interdependiente.

En el Zen hay un dicho que dice: cuando sopla el viento el pétalo se mueve. Este verso expresa la interdependencia, y esta demuestra guardar muchas enseñanzas. Una de ellas es que en las situaciones difíciles es cuando nuestra sabiduría y compasión mas claramente se expresan. Los estudiantes del Zen le damos la bienvenida a las dificultades porque es solo así como el loto puede florecer en medio de nuestra sociedad y para el bien de todos los seres.

En el Denkoroku el maestro Keizan escribe sobre las enseñanzas del Buda:

Las prácticas que el Buda llevó a cabo durante su vida proporcionan el modelo que todos sus seguidores tratan de emular. Aunque el Buda presentase las treinta y dos marcas mayores y las ochenta menores, no hacia la menor ostentación de ellas y su aspecto era el de un anciano monje que en nada se diferenciaba de los demás. Desde el mismo momento de la aparición del Buda en este mundo, sus seguidores han tratado de comportarse como el, de emplear los mismos recursos que el utilizó y de actuar, en todo momento – independientemente de que estén caminando, de pie, sentados o acostados-, del mismo modo en que el lo hizo. Así pues, a lo largo de los tres periodos del Dharma Verdadero, del Dharma Falsificado y del presente Dharma Degradado, la trasmisión de la enseñanza buda tras buda y patriarca tras patriarca ha seguido manteniendo viva la llama del Dharma Verdadero. Esta misma circunstancia, por otra parte, ilustra el hecho de que, si bien el método de enseñanza que utilizó en sus trescientos sesenta sermones no fue siempre el mismo – pues recurrió a relatos y procedimientos estilísticos muy diversos – todos ellos, no obstante, no fueron sino la expresión de un único principio.

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