EL IDIOMA DEL CUERPO

La verdad del Buda originalmente trasciende sobre la abundancia y la escasez, y de esta manera existe la vida y la muerte, hay ilusión y realización, hay seres y budas. Y siendo así, el hecho es que las flores, aunque sean amadas, caen; y la maleza aunque sea odiada, florece – Eihei Dogen

El idioma del cuerpo no conoce fronteras. No conoce genero, ni requiere ser políticamente correcto. El idioma del cuerpo no conoce confesion. El idioma corporal no requiere dar ninguna explicación por que en realidad no sabe mentir. Siendo así el idioma del cuerpo es más claro que cualquier palabra y más rapido que cualquier pensamiento. Algo que nos lleva a preguntarnos: ¿de donde saca nuestro cuerpo tanta libertad al comunicar? Tal vez del simple hecho que el lenguaje corporal no requiere ningún concepto ni se atiene a la conciencia o a la moral a la hora de comunicar. Solo se requiere estudiar las reacciones faciales en cuanto a los sentimientos y rápidamente nos daremos cuenta que la expresión de un rostro puede ir mucho más aya que cualquier concepto sobre el bien y el mal.

Y el lenguaje cultural que se expresa en las reacciones corporales o faciales en cuanto a nuestros sentimientos funciona independientemente al ámbito cultural del cual proviene una persona. Esto porque el efecto que tienen nuestros pensamientos sobre la expresión de nuestras caras o la mímica con la cual reaccionamos en cuanto a determinados sentimientos es en una persona que vive en Japón similar a una que vive en Chile, Brasil o Europa. Cuando estamos tristes los labios indican hacia abajo, cuando estamos contentos los labios indican hacia arriba y esto ocurre en todo el mundo, en todo país, independientemente al sexo, la edad o proveniencia étnica. Cuando estamos contentos u algo nos sorprende nuestros ojos brillan, el rostro se aclara y sonreimos, reacciones que como se decía anteriormente sobrepasan cualquier frontera. Y el análisis del idioma facial o corporal puede ir incluso mucho más allá, dado que si se analiza la congruencia entre el idioma corporal y el idioma hablado a la hora de comunicar muchas veces se pueden detectar contradicciones. Contradicciones que indican que consciente u inconcientemente lo que estamos intentando de decir no corresponde con lo que sentimos de verdad. Tal vez por esta razón sea que tanto políticos como actores le presten tanta atención al idioma corporal.

Al regresar de China a Japón, se le preguntó al maestro Dogen, que es lo traía de China. Cual era su enseñanza (1). Entonces Dogen respondió:

„No he visitado muchos monasterios. Siguiendo al maestro Nyojo solo he podido comprobar que los ojos se encuentran en posición horizontal y la nariz en posición vertical. Ahora nadie más me puede vacilar. Vuelvo con la manos vacías».

¿Qué significa esto concretamente? Tal vez se podrían interpretar estas palabras de la siguiente manera: Volviendo una y otra vez a la condición original del cuerpo mente, volviendo con nuestra atención a nuestra postura corporal durante zazen, volviendo a tomar conciencia sobre nuestra respiración, en todo instante realizamos la unidad del cuerpo con la mente. La unidad que nos indica que todo esta en su sitio, que todo esta bien así como es y que a la vez todo esta sujeto a la transformación. Es así como nos damos cuenta que la realización es el estado de ambigüedad en si. Razón por la cual la unidad no tiene comienzo así como la práctica no tiene fin. Algo que el Buda lo expresa con las palabras “Todos los Dharmas ni nacen ni padecen”.

En el Shobogenzo Genjo Koan el maestro Dogen cuenta la siguiente historia:

El Maestro Zen Hotetsu de la montaña Mayoku-san está usando un abanico. Un monje se acerca y le pregunta, „La naturaleza del aire es estar presente por siempre, y no existe lugar que no pueda ser alcanzado por el aire. Entonces ¿por qué el Maestro usa un abanico?”.
El Maestro dice, “Solo has entendido que la naturaleza del aire es estar presente por siempre, pero aun no conoces la verdad de que no existe lugar que el aire no pueda alcanzar”.

El monje dice, “¿Cuál es la verdad de que no existe lugar que el aire no pueda alcanzar?”.
Ante esto, el Maestro solo continua usando el abanico. El monje hace postraciones. La verdadera experiencia del Dharma del Buda, el vigoroso camino de la transmisión autentica, es así. Alguien que dice que ya que el aire esta siempre presente, no necesitamos un abanico, o que incluso al no usar un abanico, aun podemos sentir el aire, con conoce la presencia eterna, y no conoce la naturaleza del aire. Ya que la naturaleza del aire es estar presente por siempre, el comportamiento de los budistas ha hecho que la Tierra se manifieste como oro y ha sazonado el Largo Río con requesones y suero.


(1) Eihei Koroku, Eihei Dogen, Traduccion de Taigen Dan Leighton & Shohaku Okumura
(2) Shobogenzo – Genjo Koan, Eihei Dogen

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