EL CONSUMO Y EL ZEN

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La apariencia,
Encuentra la esencia.
Sobre el agua.

Como un eco que vuelve a nosotros justo cuando ya hemos dejado de pensar en el sonido que lo originó, desde el silencio surgen algunas veces preguntas que requieren una atención especial. Dudas que se manifiestan en la conciencia pero que al venir desde más allá del pensar conmueven todo nuestro ser. Preguntas como el interrogante ¿de donde viene nuestra opinión personal? ¿de donde surge nuestro carácter, aquello que nos hace especiales pero que también muchas veces nos impide estar en armonía con nuestro alrededor?. ¿De donde vendrá nuestra manera especifica de interpretar la emoción? Dirigimos así nuestra atención hacia la emoción y observamos que la palabra emoción en su significado ya contiene movimiento en si. “Moción” significando movimiento y la “e” representando la Energía. Seguimos así el flujo de esta energía y comenzamos a indagar sobre todo aquello que influye sobre el flujo libre de la emoción y la comunicación. Reconocemos de esta manera que así como existen influencias externas que buscan intervenir en lo que se publica o influenciar sobre la manera de enfocar la verdad, también existen factores que afectan desde nuestro propio interior. Reflejo de ello es el consumo. Nuestra manera de convivir con el consumo y con la emoción. O con otras palabras nuestra manera de consumir.

Observando el consumo o nuestra manera de consumir en la sociedad que vivimos bien podríamos concluir que la propaganda, para impulsar el consumo intenta por todos los medios influir sobre nuestros gustos y nuestra opinión. Que no solo impone lo que es moderno y lo que está a la moda, si no que al mismo tiempo también propaga determinados valores y gustos que en cierta manera invaden nuestro mundo interior. El éxito, la belleza, lo deseable son un fiel reflejo de ello. Por lo cual podríamos decir incluso que el consumismo a través de los valores que adquirimos desde el exterior influye sobre la libre expresión. Y más allá incluso podemos derivar de nuestros habitos de consumo dependen de las circunstancias sociales en las que vivimos y de nuestra educación. Ósea que el consumo, la educación, las circunstancias sociales en las que vivimos y la libre expresión, son vínculos sociales que están estrechamente entrelazados entre si. Una observación que nuevamente nos podría conducir hasta una apelación en cuanto a más justicia social pero que por otra parte una vez más nos hace dudar. Dudamos visto que reconocemos que nos hemos distanciado de la realidad de ente instante en la cual lo exterior refleja el mundo interior. Nos detenemos. Y nuevamente nos preguntamos ¿será el sufrimiento humano tal y como se expresa a través del consumismo desenfrenado algo que puede ser abolido a partir de cambios que ocurren solo en el exterior? Una pregunta que a la vez nos conduce inevitablemente hasta la reflexión ¿de que sirve querer alterar la realidad en la que vivimos sin haber comprendido previamente que no existe una verdad mejor?

Nuevamente nos detenemos. Volvemos a la observación en la que no existe un momento antes y uno después y como si fuese magia nos encontramos con los siguientes versos del maestro Ryokan:

Mantente arriba sobre las nubes
Y también tu la veras eternamente,
La radiante luna.

Tal vez simbolicen las nubes los pensamientos que fluyen dentro de la actividad mental y el mantenerse sobre ellas describa metafóricamente la mente ausente de separación. Como el eterno cielo azul. La mente en la cual el movimiento del tiempo no se mueve de manera lineal desde el pasado hacia el presente en dirección hacia el futuro a través de la emoción sino que en la que todos los fenómenos tanto físicos como mentales están unidos a través de este instante por el ser. ¿Pero porque percibimos el tiempo como si tuviese un principio y un fin? Quizás sea una razón la palabra. Aquello que nos destaca como seres humanos, lo que posibilita comunicarnos, lo que hace posible el encuentro pero tambien el dualismo y la division. Aquello que viene transportando a través de la emoción un karma de una realidad que ya pasó. ¿Y la radiante luna? Tal vez nos quiera decir el pálido astro que reina en la oscuridad que ejercitarse en volver una y otra vez a la realidad de este instante en realidad significa aprender a fluir con la emoción sin dejarse arrasar por el flujo de causa y condición. Pues de otro modo ¿de que serviría un mundo mejor si nada tuviese que ver con el aquí y ahora, nuestra más inmediata realidad?

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