EL ZEN Y LA LEY

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No hay camino hacia la paz,
La paz es el camino – Mahatma Gandhi

Un día el maestro Rinzai le ordenó a un monje atrapar al maestro Fuke y sin que a este le fuese posible moverse, preguntarle:
– ¿Y si no llega ni un espíritu claro ni uno ciego, que haces entonces?
El maestro Fuke se liberó del agarro del monje y le respondió:

– Mañana va haber una cena formal en el templo Dai-Hi.

Consideramos que estas palabras con la cuales el maestro Fuke se libera de aquello que le impedía moverse deja demostrado que los versos que solía recitar cada vez que entraba en una ciudad son más que solo palabras y que por eso merecen ser estudiadas con toda nuestra atención. Pues bien podría haber sido que el maestro hubiese guardado el silencio. Una manera de responder que muchas veces se ha idealizado también en el Budismo Zen. Un ideal eso si, que como todo ideal, aunque este llame silencio, ante el espejo inmaculado de la verdad más bien refleja nuestro propio temor y las categorías por las cuales solemos fragmentar la realidad. Aun así al esenharnos que existe un silencio mudo el eterno espejo nos demustra que existe también el silencio que está más allá del ruido de la actividad mental. El verdadero silencio que trasciende todas las cosas y que no es mudo si no que en todo instante nos está relatando la verdad. El silencio desde el cual nace la respuesta del maestro Fuke al responder ante la adversidad y que refleja su rechazo a dejarse atrapar por la actividad mental siguiendo un debate intelectual. Palabras que así dejan demostrado que los versos que solía recitar, auténticamente representaban su manera de vivir:

Cuando aparece el espíritu claro, lo dejo ser claro.


Cuando llega un espíritu ciego, lo dejo ser ciego.


Cuando el viento llega de todas las direcciones,

Desde cuatro u ocho direcciones,


Lo dejo ser un remolino.
Y si llega a aparecer el espacio,


Le golpearé una y otra vez.

Estos versos a nuestro parecer reflejan auténticamente aquello que en el Budismo llamamos libertad. La libertad que encontramos al aprender a convivir con la actividad mental y al comprender nuestro Karma. La libertad que nace del silencio fruto de la unión de lo abstracto y lo concreto real. Cuando hay que compaginar la verdad absoluta con el mundo secular en el que vivimos. Cuando hay que caminar sobre una senda que se encuentra entre nuestro aprecio y respeto por toda creencia y toda religión y un derecho tan fundamental como lo es el de la libertad a expresión. Cuando no es suficiente con quedarse callados. Cuando es necesario hablar. Una libertad que así muy bien la encontramos también reflejada en la libertad de expresión. Un tesoro cultural que en nuestro continente muy bien hemos aprendido a apreciar y que al igual a la libertad del maestro Fuke en el Koan 22 de la colección de Koanes del maestro Dogen, muchas veces se ha visto puesta a prueba. Por la violencia, la pobreza, la corrupción y las dictaduras. Pruebas que muy bien nos han grabado en nuestra memoria que el derecho humano a expresar libremente la opinión requiere nuestro permanente cuidado ante la fuerza o la manipulación. Así no nos lo indican solo los últimos sucesos en Paris y las reacciones a posterior sino que también el nuevo proyecto de ley de medios digitales que hoy se discute en nuestro Chile y que prevee imponer cargas insostenibles a los usuarios de internet.

Ósea que en realidad no hay nada nuevo en estos intentos se influenciar la construcción de realidad en los medios de comunicación y aun así el hecho que se cuestione con tanto fervor un derecho tan fundamental como el de libre expresión no deja de ser algo sorprendente también. Pues en una sociedad que se caracteriza por secular, ósea que incluye a creyentes y no creyentes también, el derecho a libre expresión, el derecho de la prensa a informar sin censura, al igual que la libertad del arte para expresarse sin presión son derechos protegidos por las leyes y la constitución. Por profundas que sea las diferencias que existan entre nosotros o a pesar de todas las maneras que puedan existir para enfocar la verdad las leyes son lo que nos posibilita convivir. Y estas leyes también conocen excepciones, pues la libertad de expresión tiene también un correlativo deber. Un deber que básicamente dice que la libertad del individuo tiene sus limites ahí donde se afecta la dignidad de otros. Un derecho que a la vez también puede verse alterado si la información es de interés común.

De esta manera llegamos a la pregunta clave de esta reflexión. ¿Hasta donde llega entonces la libertad de expresión? La respuesta mas plausible que hemos encontrado es: hasta donde lo permita la ley. Una forma de abordar el tema sobre los limites de la libre expresión que al budismo tan ajeno no es, ya que la palabra Dharma que originalmente proviene de la ética hindú significaba en aquella sociedad de la surgió el budismo, en primer lugar ley. La ley que mantiene las formas espirituales y sociales de una sociedad.

Así, opinamos que ante un derecho tan elemental como lo es el de libre expresión y que a través de la historia se ha demostrado ser un elemento que asegura la convivencia en paz de tantas personas en una sociedad, lo más adecuado sea respetar las leyes de una sociedad. Las leyes de una sociedad secular, adaptando nuestra verdad absoluta a los derechos elementales y las leyes de la sociedad en la que vivimos en vez de intentar de adaptar la sociedad a nuestra absoluta verdad. Aunque a muchos de nosotros nos parezca difícil, tal vez más de lo que nos podemos imaginar merezca la pena el esfuerzo. Pues tal vez, aunque nos parezca dar un paso atrás, no solo nos encontremos con que hemos habilitado directamente el camino para la convivencia en paz, si no que nos encontremos con la sorpresa que hemos redescubierto la esencia y la creatividad de nuestra verdad que tan claramente veíamos y sentíamos antes de que esta se convirtiese en un ideal. Tal vez.

Concluyendo, opinamos que el maestro Fuke con sus palabras “Mañana va haber una cena formal en el templo Dai-Hi“ no solo se libera de la situación, sino que de manera directa y natural expone la unión de la verdad absoluta con la realidad. Algo que el maestro Rinzai confirma con las palabras:

– Yo siempre he pensado que este no es un monje común.

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6 Respuestas a EL ZEN Y LA LEY

  1. Julio dice:

    Pero qué cantidad de palabras estimados!…a Meiyo le contestaría que precisamente la realidad aparece cuando hay separación entre sujeto y objeto…en otras palabras cuando interviene el ego. Cuando el sujeto el objeto y la acción son uno…la realidad desaparece. Como lo reconoce la física cuántica: la conciencia materializa la realidad.

    • meiyo dice:

      Hola nuevamente. Me alegra que te guste este blog. No se si la conclusión „la conciencia materializa la realidad“ que le atribuyes a la física quántica permita la conclusión „la realidad aparece solo cuando hay separación entre el sujeto y el objeto“ o „cuando interviene el ego“. Pero aun así, más allá de cualquier opinión o especulación, en el Budismo, y este es un foro Budista Zen, a la visión en la que distinguimos entre nosotros y la realidad le llamamos dualismo o ilusión. Otra cosa es que la ilusión también sea parte de la realidad. Gassho.

  2. meiyo dice:

    Hola RenZo, Gracias por el comentario. Antes de seguir especulando, lo que debemos preguntarnos es si algo que puede ser desnaturalizado realmente puede ser la realidad. Y a partir de ahí, desde la perspectiva budista incluso podríamos preguntarnos si la realidad puede ser llamada real mientras exista la separación entre el objeto y el sujeto. ?Que representan entonces las leyes de acuerdo a la comprensión budista? Tal vez, como todo fenómeno que surge, una expresión de la realidad de este instante, dentro del constante flujo de causa y condición. Gassho

  3. R en Zo dice:

    Me parece interesante este campo de discusión respecto a la relación entre las leyes de la sociedad contrastadas con las creencias/prácticas espirituales. Hay muchas leyes que rigen nuestra sociedad y que son producto de distintos factores. En la mayoría de los casos son producto de una clase política cuyos miembros tienden a rotar en sus puestos, y estos a su vez influenciados por poderes económicos o religiosos importantes. Muchas de las leyes (no todas por cierto) que hoy rigen nuestras sociedades son producto de intereses corporativos, y justamente promueven la opresión y el mantener masas de seres en sufrimiento. Si bien, el ahora es lo que existe, y la tendencia de la humanidad debería tender hacia la paz profunda, esa que exista justamente en las raíces de las sociedades, y se refleje en sus leyes, es en muchos casos, a través de luchas sociales, y por qué no decirlo, violencia que se ha conseguido obtener algunos avances que hoy consideramos elementales. También se ha logrado a través de vías «pacíficas». Sin embargo, también es sabido que en muchos casos cuando el pueblo se empodera de su destino, y que justamente es algo que siento que el budismo propone a nivel más individual quizás, en esos casos son los poderes fácticos los que aplastan esos intentos de autonomía y autodeterminación, a través justamente de la violencia mostrada en distintos patrones.

    Más allá de las interpretaciones, cuando las mismas leyes y los creadores de ellas, producen sufrimiento sistematizado, serán los mismos cuerpos los que reaccionarán contra ellas, se rebelarán. Quizás eso también es zen. No necesariamente como doctrina, verdad última o radicalismo. Pero si la esencia es justamente la libertad, entonces siempre habrán organismos que se rebelen ante la premeditada falta de esta, cuando se desnaturaliza la realidad, también la ley puede serlo, y cuando se observa el entramado social podemos observar el diseño intentando perpetuar la ilusión, y hacer del sufrimiento un parámetro, una ley.

    Saludos.

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