CONTROL


El agua corre,
Se adapta y fluye.
Sin parar jamás.

En este día lleno de sombras un arroyo corre y canta. Me inclino, sonido de agua que corre, el musgo sobre las piedras, el canto de los pajaritos en los árboles alrededor. Risas de niños en la lejanía. Atardece. Luego vuelve la oscuridad. Ante la tranquila noche: ¿dónde quedaron las sombras de ayer?

Todo es impermanente, todo está relacionado con lo demás. Estás son leyes que valen tanto en la naturaleza como también valen para la razón. Es más, si la razón no se hace consciente de este proceso de constante transformación, si no aceptase su estado de constante interacción con todo lo que ocurre a su alrededor, se vuelveria rígida, dogmática, adicta al control. Este es el campo sobre el cual se mueve también la corrupción. Es avaricia, si también, pero detrás de la codicia material hay mucho más. Enriquecerse es un aspecto, ganar influencia otro y el poder otro más, pero estos son solo aspectos superficiales de la corrupción. Detrás del maquillaje casi perfecto siempre hay mucho más, casi siempre un drama y detrás de este frecuentemente aparece algo parecido a un corsé espiritual. Una camisa de fuerza que nos autoimponemos con el fin de ganar seguridad, con el fin de autoconfirmarnos a nosotros mismos, con el fin de alcanzar lo propuesto y ganar reconocimiento a través de los demás. Sea como sea siempre hay violencia detrás de la corrupción. Una violencia capaz de violar la democracia y el estado de derecho e incluso a la razón, pero sobretodo una violencia que impide que la luz penetre hasta el interior dejando así casi momificado a quien se encuentra en su interior.

La corrupción es sinónimo de ignorancia y la ignorancia tiene un don que muchas veces le hace más fuerte o incluso casi imposible de erradicar, pues suele moverse en un ángulo muerto para la visión de nuestra consciencia y que deja evidente que vemos solo lo que podemos ver. Con otras palabras, por más que nos esforcemos la ignorancia siempre estará presente. Ahí fuera en la sociedad pero sobretodo en nuestro propio interior. Ósea que hay un cierto grado de inocencia también en la corrupción, ¿o será banalidad? ¿o será incluso la banalidad del mal quizás? Quien sabe, cierto es que nadie ni nada nos puede librar de nuestra responsabilidad. Ahora la pregunta que aparece es ¿como vencer la corrupción en la sociedad o en una democracia si esta corrupción la llevamos incluso en nuestro propio interior? ¿Cómo frenarla si tomamos en cuenta que incluso hay muchas personas que practican la corrupción como un deporte en el cual casi todo le vale con el tal de ganar?. Ignorando el hecho que el mejor y peor es solo una ilusión ante el constante movimiento universal, omitiendo el hecho que la vida acontece solo en este instante, ignorando el hecho que el yo es algo que depende siempre de todo lo que esta aconteciendo a nuestro alrededor.

La respuesta es parecida a aquella ya dada a través de la razón: se vuelve a la razón por medio de la razón y de la misma manera se vuelve a la democracia por medio de la democracia. Utilizándolos comprobamos los instrumentos que existen en la sociedad en cuanto a su funcionalidad democrática y la democracia de manera natural se vuelve a reactualizar. Se revitaliza y además dejando en evidencia a quien no respeta sus reglas más básicas y elementales. Reglas como aquella que dice que a tod@s l@s ciudadan@s deben ser tratados por igual, sin hacer ningún tipo de distinción, ni de sexo, ni de procedencia étnica, ni de idioma, ni social, ni de religión. Un procedimiento que puede ser aplicado incluso a todo fenómeno espiritual, psicológico o social. Tanto en la razón y la democracia pero también en la religión o incluso en el neoliberalismo pues incluso en este existe también un momento en el cual la libertad puede volver a acontecer no solo en la superficie si no que de manera real. El momento al cual llamamos el aquí y ahora. Cuando la mente no se posa en nada y ha dejado de discriminar. Nos encontramos con el poder del soltar. Soltamos el pensamiento discursivo, soltamos la especulación, soltamos el afán por controlar y naturalmente volvemos a la realidad donde todo aparece sin separación. La democracia se reactualiza, se revitaliza, y simultáneamente reaparece la razón indicando el camino a seguir que dejando así nuevamente demostrado que la democracia, al igual que la razón no pueden ser términos fijos independientes a lo ocurre alrededor. Son términos que se mueven, que cambian constantemente, al igual que nosotros, al igual que la sociedad. ¿Por qué todas estas explicaciones? Simplemente para recordar que la verdad absoluta, tampoco puede ser un termino fijo y controlable al cien por cien. No puede ser un termino fijo que no esté expuesto al cambio continuo o que no esté en relación con todo lo demás. Es más, para recordar que los crímenes más atroces siempre han sido cometidos en nombre de conceptos fijos sobre la verdad. Lo que para unos es un mundo ordenado y perfecto para otros es la perdida absoluta de la fuerza vital. Mientras unos no aceptan la diversidad sexual, otros no aceptan el aborto. Mientras que unos no aceptan a alguien que no crea en un ser superior hay otros no aceptan que toda palabra contiene un mensaje que refleja lo que está aconteciendo en el interior. Aquí es donde aparece nuevamente la importancia del entrenamiento en la practica del Zen. No nos entrenamos par tomar las riendas de una situación, nos entrenamos para ir más allá de la ilusión del control, para ver con claridad que todo está sometido al constante cambio, para comprender desde adentro para afuera que absolutamente todo depende de todo lo demás.

Un grillo mañanero anuncia el dia. Sigue ahí el arroyo, también el musgo, también las piedras. Incluso los pajaritos de los árboles de alrededor vuelven a cantar. Solo las sombras aun no se dejan ver. Miro hacia arriba, miro hacia abajo: ¡Ah, ahí está! Nueva, pero aun así ¡vieja y fiel compañera!

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