EL SOL

En tardes, dicen,

El sol viste de plata.

Dudas de oro.

Sí, hay días en los que se puede dudar del sol. Se puede dudar de el en las interminables noches de invierno en las que las horas pasan y pasan. Cuando todos se han ido. ¿Volverá? ¿Volverá para calentar nuevamente los rincones fríos y para darle fin a la noche pura pero fría? Sí, se puede dudar del sol. Se puede dudar de el cuando el gallo canta y aun no ha amanecido. Se puede dudar de el en el fondo negro de la noche.  Se puede dudar de el, aun así, ¿no sería por lo menos injusto decir que el es el responsable de que los majestuosos glaciales se derritan?. ¿No sería irresponsable afirmar que la sequías y los incendios forestales de verano son solo responsabilidad suya?  No. ¡Por favor más respeto! Hablamos del sol, el gigante astro verdeamarillo 98 veces más grande que nuestro planeta tierra y del cual todo lo que existe en nuestra galaxia depende. Me refiero a Inti, el ancestro mitológico de los fundadores y soberanos. Su majestad, el autentico y legitimo hijo del universo.

De todo se puede dudar en este mundo. Incluso de la ciencia basada en evidencias. Pues se dice que cuando la realidad no acepta la duda es porque en realidad se trata de una finta, una ilusión, una mentira. Quizás sea esta la razón por la cual existen tantas verdades alternativas. Cuando se cree en la verdad inventada esta se convierte en verdadera. No hay para que ir muy lejos para intuir la envergadura de este proceso que caracteriza la psique humana, pues solo se requiere revisar los conceptos e imágenes que promueven la propaganda y los anuncios publicitarios. Con otras palabras, las teorías de conspiración y la duda nos rodean por todas partes. Lo que a la vez no significa que en nuestras vidas no necesitemos como agua pura también lo acogedor, lo bello y la certeza. Que paradoja ¿verdad?,  ¡justo en tiempos de la mentira institucionalizada lo que más se requiere es la confianza! 

Por oscura que sea la noche, por largo que sea el invierno, por espesa que sea la capa de nubes el sol siempre sale para generar generosamente su luz. Las nubes no le pueden ocultar para siempre, no se le puede tapar del todo y no puede ser ignorado por siempre. Al contrario, entre más intentemos ocultarle este más deslumbrará nuestros ojos. Quizas sea esta razón porque para mi el sol sea un símbolo de confianza. Ahora ¿confiar en qué? si asumimos que nuestra propia comprension solo puede alcanzar un nivel que está limitado por los condicionamientos de nuestros sentidos?  ¿En que confiar si comprendemos que todo lo que existe es transitorio, inestable y sin esencia propia? ¿Es más, en que confiar si no hay nada que confiar? Se podría decir que la respuesta la encontramos en nuestra practica misma. En Zazen. En el estudio de  los cinco skandhas. En la observación a travez del cuerpo del proceso de construcción de la realidad. El maestro Dogen solia incluso decir, que solo se puede hablar de confianza si todo el cuerpo es la confianza por lo que en realidad la confianza es la raíz del despertar. Propongo pues que asumamos la duda y mandemos al diablo a los falsos profetas. Que dudemos de verdad. Que dudemos hasta que veamos la manipulación que existe hasta en la duda para que a partir de ahí aprendamos a practicar la confianza y con ella alcanzemos, si es posible, la verdad. 

El sol da la luz. Calienta la tierra, los mares, dirige el tiempo y rige sobre el clima. Da la energía necesaria para que el mundo vegetal se desarrolle y posibilita de esta manera la vida sobre la tierra. En su magnitud, al ser el objeto más grande que existe en nuestro sistema solar el sol incluso no depende de otros planetas y es así comparable a la verdad más alta, la verdad que no depende de ninguna opinión.  Aun así nosotros los seres humanos nos atrevemos a dudar de el. Sueños y fantasias dicen unos. Infantilismos dicen otros. Lo dudo, pues ahí esta el sol. Pensemos lo que pensemos de el, independiente a nuestros intereses, a nuestros credos y a nuestras reglas. Al sol todo esto no le interesa pues sabe que todas la mañanas no es el que sale sino que es la tierra, entre otros planetas, la que esta dando vueltas. 

Marcar el Enlace permanente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *