DUKKHA – EL SUFRIMIENTO

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Cielo y ríos,
Junto a la montaña.
En comunión.

Shikantaza, solo sentarse, no es solo atención plena, no es solo una técnica de meditación. Zazen es la expresión mas directa de la realización espiritual. Es el principio y es el fin. Es aquí y ahora la eternidad. Avalokiteshvara es libre por que no piensa que hay que liberarse primero del sufrimiento y de las ilusiones para algún día llegar a realizar la libertad. Solo se sienta, comprende la verdadera naturaleza de los cinco agregados, se libera a si mismo y con ello simultáneamente a todos los seres también.

Muchas veces nos preguntamos ¿porque aunque comprendamos intelectualmente el concepto de sunyata seguimos sintiendo inseguridad en cuanto a nuestra comprensión? ¿Porque nos persigue el sentimiento de encontramos como por detrás de la verdad? Tal vez porque en fondo de nuestro interior sabemos que aun resta una duda mas. Tal vez porque intuimos que aun no hemos llegado hasta el final. Percibimos que estamos cerca, que la verdad esta frente a nosotros, la podemos sentir, oír, oler, la podemos comprender y aun así llegando el momento de expresarla, todavía queda algo que no encaja del todo bien. ¿Que será? Seguimos indagando en el sufrimiento y observamos en primer lugar que hay cosas que nos gustan y otras que no. Que hay cosas que tomamos y hay otras que no. Que hay cosas que no nos gusta comer, que hay ruidos que no nos gusta escuchar y que asimismo hay cosas que nos hacen sufrir. Acompañamos estas observaciones con el estudio y aprendemos que Dukkha, el sufrimiento en el budismo no se refiere necesariamente al dolor físico sino que mas bien al sufrimiento que conlleva la enfermedad, al tener que envejecer, a la muerte, a las preocupaciones, al estar con alguien a quien no amamos o al estar separado de quien amamos, al no poder alcanzar lo que aspiramos.

Observaciones y teorías que a muchos de nosotros los han llevado a la conclusión que el sufrimiento es un fenómeno sobretodo mental. No del todo real ya que depende de nuestra percepción del mundo espiritual o de cómo enfocamos la realidad. Y observaciones y teorías que por otra parte a muchos otros de nosotros los han llevado a la conclusión que todo lo que existe es solo la interdependencia entre todos los fenómenos a nivel material. Así nos encontramos con un enfoque idealista espiritual por una parte y otro material por la otra. Nos cuestionamos ¿qué será verdad? o tal vez ¿cómo abordar estas dos perspectivas que a primera vista se contradicen entre si?

Preguntas que nuevamente nos indican que es necesario seguir investigando mas profundo en el sufrimiento que se encuentra en nuestro interior. Tal vez hasta el punto en el que tarde o temprano no nos quede otra alternativa que reaccionar. O quizás incluso hasta el punto en el cual el sufrimiento ya no haga otra cosa que solo aumentar nuestra aversión. Hasta que descubrimos que la opresión existe porque permitimos someternos a la opresión. Hasta que por fin comprendemos que el opresor esta en nosotros mismos. Silencio. El mismo silencio que el silencio de los pactos de silencio. El silencio de Hiroshima y Nagasaki. El silencio de Ausschwitz y de todos los otros campos de concentración. El silencio de la sumisión de los pueblos indígenas. El silencio de quien cree que esta bien hacer el mal en nombre del bien. El silencio de quienes callan cuando deberían hablar. El silencio cómplice. El silencio del temor.

Y aun así, en todo instante, simultáneamente, más allá del tiempo pensado, existe la otra cara del silencio también. En el pulso de la vida mismo. En ese mismo acto de tomar lo que nos gusta o de dejar de lado lo que no nos parece bien. El silencio de lo material que expresa lo espiritual y de lo espiritual que se expresa en lo material. El silencio del viento, el de los ríos, el del fuego, el silencio del agua. El silencio que todo lo trasciende porque es el silencio del balance de todas las cosas a la vez y en toda dirección.

El silencio que encontramos al haber llegado hasta fondo de la forma. Hasta ahí donde la forma, el significado, la acción y este instante se encuentran en perfecta comunión. Así, el mismo silencio que se encuentra en la palabra que no conoce otro favoritismo ni interés que la misma verdad. El silencio que hace que la sabiduría se pueda manifestar. La sabiduría como aquella que encontramos en el Sutra del corazón y que en cuanto al sufrimiento una y otra vez nos recuerda:

Avalokiteshvara bodhisattva a través de la práctica profunda de la Gran Sabiduría comprende que los cinco agregados son sunyata y gracias a esta comprensión libera a todos los seres del sufrimiento.

Shikantaza, solo sentarse, no es solo atencion plena. No es solo una técnica de meditación. Va más allá del conocimiento heredado. Va más allá de la separación entre lo observado y el observador. Más allá
del tiempo que conoce principio y que tiene fin. Solo sentarse significa morir y volver a renacer. Una y otra vez.

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